Diario de viaje: safari en Tanzania y playa en Zanzíbar

Salimos desde Madrid con mucha ilusión y ganas de aventura. Fue un viaje diferente por varias razones. Porque en esta ocasión lo hacíamos en grupo. Mis padres celebraban sus bodas de plata y nos invitaron a toda la familia a vivir una experiencia inolvidable. Inolvidable por la compañía, por supuesto – además de ellos, mis tres hermanos con sus parejas, mi mujer y yo, además de mis 7 sobrinos y mis dos hijos-, pero también por el lugar escogido y la organización del viaje, que resultó excelente. Íbamos rumbo a… ¡Tanzania y Zanzíbar!


Llegamos a Kilimanjaro y nos alojamos en el Arusha Coffee Lodge. Después del viaje, aquí encontramos la comodidad que necesitábamos en un ambiente hogareño. Paredes de ladrillo, suelos de madera, chimeneas en cada una de sus 18 casitas… Todo un lujo para empezar con buen pie esta gran aventura.

Desde aquí visitamos al día siguente el Lago Manyara. Este parque nacional alberga desde bosques sumergidos en el agua, hasta praderas verdes, pasando por murallas de piedra y por la bella costa del lago. Un lugar donde se concentran un gran número de animales para hacer las delicias del más exigente de los turistas.

Después nos desplazamos al cráter de Ngorongoro. Allí dormimos en el Ngorongoro Cráter Lodge. Lo mejor, sin duda, sus vistas. Situado en lo alto del borde del cráter, desde él pudimos disfrutar de la belleza de las laderas volcánicas. Al tratarse de un alojamiento íntimo, con capacidad para muy pocos huéspedes, nuestro grupo ya ocupaba por completo las instalaciones, lo que nos hizo sentir como si estuviéramos en casa.

Al día siguiente hicimos una interesantísima visita a los Hadzabes, el último de los pueblos de cazadores-recolectores que queda en la tierra. Los chicos de IEST, que en todo momento estuvieron pendiente de nosotros, nos ofrecieron la oportunidad de visitar a una familia de la tribu Dagota para conocer su forma de vida. Nos pareció una gran idea y sin duda acertaron. Fue una experiencia inolvidable.

Visitar el cráter del Ngorongoro nos tomó un día completo. Hicimos una comida tipo picnic por el camino y comprendimos por qué siempre es comparado con El Arca de Noé. Leones, elefantes, búfalos, ñus, gacelas, cebras, antílopes o flamencos, son algunos de los habitantes que pudimos encontrar en esta zona. Incluso no cruzamos con un grupo de masai dedicados al pastoreo.

Una de las paradas obligadas de este viaje era la visita al mayor parque nacional de Tanzania, el Serengeti. Nos recogieron de madrugada para volar en globo por sus llanuras y disfrutar de un excelente desayuno en la sabana. He de reconocer que el viaje en globo no estaba en nuestros planes iniciales. Por qué no decirlo: a algunos de nosotros nos daba cierto miedo… Pero desde IEST insistieron en que merecía la pena y al final nos convencieron. Sin duda, ¡ahora estamos encantados de haberlo hecho! Fue uno de los mejores momentos del viaje.

Para terminar este fantástico día, llegamos al Serengeti Bilia Lodge. Nos alojamos en unas villas con todo tipo de lujos, incluida piscina privada, desde la que disfrutar del imponente paisaje. La verdad es que este hotel invitaba a quedarse unos días simplemente para disfrutar de su estancia, pero ¡había que continuar con la ruta de viaje! Y lo que nos esperaba tampoco era para perdérselo.
Al día siguiente volamos hasta Zanzíbar. Aquí pasamos dos días de relax en el Baraza Beach Resort, un complejo de ensueño con habitaciones tipo villas en régimen de todo incluido. Fue otra recomendación de IEST mientras planeábamos el viaje. Nuestra idea inicial era centrar la ruta solo en los safaris. Pero ellos nos propusieron terminar el viaje con un par de días en la playa. Despertarse con el sonido de las olas en una preciosa suite, disfrutar de una gran oferta de restaurantes con todo tipo de comidas del mundo, pasear cerca de los arrecifes o practicar numerosos acuáticos… fue el broche perfecto para un viaje inolvidable.