En las aguas termales de Pamukkale, Turquía
Desde hacía tiempo tenía pensado hacer un viaje por mi cuenta, sin compañía. Vivo cerca de la agencia de viajes a medida IEST y allí se ofrecieron a organizarme hasta el último detalle de mi nueva experiencia, sin tener que preocuparme por nada. Cuando viajas solo por primera vez disfrutas más del viaje, lo haces tuyo, marcas tu ritmo, y sin duda, te quedan recuerdos imborrables, por todo esto, es de agradecer que en IEST VIAJES se preocuparan tanto por mí.
Viajé hasta Marmaris, una ciudad costera al sudoeste de Turquía. Aprovechando el buen tiempo me instalé durante tres días en el Hotel Maris y disfruté de sus playas, paseos en barco y su gastronomía. Esta ciudad se sitúa en el puerto más grande del mundo, donde se encuentran el Mar Mediterráneo y el Egeo. El segundo día visité durante toda la mañana el Castillo de Marmaris y sus alrededores, no lo quería dejar para el último momento,ya que es un lugar único y muy representativo de aquí. El tercer día fui a la ciudad de Knid y visité las ruinas del Templo de Afrodita, un escenario realmente mágico y bien conservado.
Me hacía ilusión conocer buena parte de Turquía y de Marmarisviajé hastaKusadasi, una ciudad balneario en la provincia de Aydın. Cerca de Pamukkale, que era mi destino final y el más deseado. Aquí pasé tres noches en el Hotel Batihan, con excelente ubicación, dispone de unas vistas asombrosas.Tuve el privilegio de visitar las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, considerada como uno de los lugares de la antigüedad mejor conservados en Asia Menor. Esta visita demanda horas ya que las ruinas disponen de muchos sitios de interés, pero para mí los más fotogénicos y bonitos son, el anfiteatro, la Avenida de Mármol, la Biblioteca de Celcio, el Ágora del Comercio y la Fuente de Trajano. Recomiendo para esta aventura zapato cómodo sin olvidar la cámara de fotos.
Tras estos seis días de imparable turismo llegué por fin a las aguas milagrosas dePamukkale. Siempre sentí la necesidad de visitar este paraje que tanto había visto en revistas de viajes, y cuando finalmente me encontraba allí, sentí un cúmulo de sensaciones que difícilmente olvidaré. Pamukkale, castillo de algodón en turco, se encuentra al sudoeste de Turquía, en la provincia de Denizli. Es una montaña grande de cal situada en medio de un valle de color muy verde. Había muchos turistas y todos nos descalzamos o se bañaban, para pasear por sus aguas termales que tantos beneficios curativos tiene, gracias a su alta concentración de minerales. Las numerosas fuentes de aguas termales con alto contenido en calcio y bicarbonato producen el efecto de cascada congelada sobre la ladera de la montaña.
Lo ideal es disfrutar de Pamukkale al amanecer o al atardecer, nada mejor que quitarse los zapatos y sentir la increíble sensación de sus tibias aguas. Por algo, es la principal atracción turística de Turquía y considerada la octava maravilla del mundo.
Anónimo.