Quería compartir... Mi viaje ¡por Tierra Santa!
Mi familia y yo habíamos viajado ya en otras ocasiones con IEST y, para organizar un viaje de estas características, lo tuvimos claro y lo pusimos de nuevo en manos de ellos. Mi marido y yo celebrábamos nuestras bodas de plata y nos apetecía mucho hacer este viaje con nuestros dos hijos. Los cuatro pasamos una semana inolvidable en Tierra Santa.
Volamos a Tel Aviv. Una vez allí, pasamos los siguientes tres días visitando los parajes más atractivos de la zona: Galilea, Nazaret, Haifa, Tibeirades, etc. Me encantó todo, eso es cierto, pero si tuviera que destacar algo, me quedaría sin duda con las ruinas de Cafarnaún, los lugares destinados al bautismo en el Mar de Galilea y el recorrido por la ciudad de Jericó. En todo momentos nos acompañaba un chófer, además de un guía que ya llevábamos contratado en el paquete de IEST. Fue todo un acierto porque además de que nos fue explicando todo a la perfección, fue muy amable y hablaba español de maravilla. Además, le pedimos asesoramiento para hacer algunas paradas para comer o tomar algún refresco y no nos defraudó en ningún momento.
La segunda parte de nuestro viaje la dedicamos a visitar Jerusalén. Después de unos días intensos y de mucho ajetreo, nos la tomamos con más calma. Dejamos más tiempo para recorrer la ciudad sin prisas porque a mis hijos es la parte que más les apetecía conocer y porque también en IEST nos recomendaron que esta parte la hiciéramos con más tranquilidad. Así que tuvimos tres días para recorrer la ciudad amurallada, el Monte de los Olivos, Getsemaní, el museo del Holocausto, etc. Dedicamos una jornada completa a perdernos por la Ciudad Vieja visitando el Muro de las Lamentaciones, la explanada del templo, el Monte Sión… Y por último visitamos Belén.