Irán, un destino desconocido
Había leído relatos de viajeros descubriendo un país muy desconocido para mí y me picaba la curiorisidad por conocerlo. Así que para nuestro último viaje se lo propuse a mi pareja y plantemos la opción en IEST, nuestra agencia de confianza, que se prestó a ayudarnos a organizar el itinerario y hacer las reservas de vuelos, hotel, etc. Quitando traslados en total estuvimos 10 días. Aquí resumo lo más importante.
Comenzamos en Isfahan. Su casco histórico nos impresionó, en especial la plaza Naghsh-eJahan. El bazar es un lugar ideal para perderse, recorrer sus recovecos e impregnarse de lleno de la cultura y costumbres iraníes. Con paradas obligatorias en sus mezquitas, palacios, monumentos y, cómo no, en sus locales y restaurantes para degustar los platos típicos del lugar. Acercarse al río Zayandeh y atravesar algunos de los puentes que lo atraviesan es también un paseo muy recomedable.
Escogimos la ciudad de Yadz para conocer la Ruta de la Seda. Se caracteriza por sus callejuelas, muy estrechas, con casas de adobe. Tampoco hay que perderse aquí las mezquitas ni el bazar. Tiene además interesantes miradores que ofrecen unas vistas preciosas de la ciudad. Desde aquí se pueden hacer muchas excurisones. La que más nos gustó es la visita al Castillo de Meybod, ya que su fortaleza es una de las más antiguas de toda Persia.
Continuamos nuestro viaje por Persépolis. Las ruinas son muy importantes, es lo que queda de la antigua capital del imperio persa. Desde aquí nos acercamos a Nasqsh-e-Rustam, donde se encuentran las tumbas de los reyes persas.
Shiraz es otra ciudad que destaca por su legado monumental. Es muy típica la visita al atardecer al mausoleo Shah-e-Cherag, uno de los lugares de peregrinación más visitados de Irán. También hay que visitar sus bazares, mezquitas y la ciudadela.
Nagore y Marcos, Donosti