Las terrazas de arroz de Banaue, en Filipinas, me dejaron sin palabras
Todos los años junto con un grupo de cuatro amigos realizamos un viaje a un lugar del mundo. No queríamos desagradables sorpresas de última hora, por eso, decidimos organizarlo desde una agencia de viajes personalizados para grupos, y nos hablaron muy bien de IEST Viajes. Nos resolvieron todo e incluso nos aconsejaron lo que podíamos hacer en cada ciudad y salió como lo previsto. Estamos muy contentos y desde entonces coincidimos en volver a viajar por medio de agencia.
Aterrizamos de madrugada en la capital filipina, Manila. Nos dirigíamos a Ifugao, una provincia de Filipinas situada en la isla de Luzon, a 250 kilómetros de la capital.
Aprovechando que nos encontrábamos en Manila, disfrutamos tres días visitando la capital. Vimos una ciudad de muchas culturas, con grandes contrastes, muy colorida, repleta de gente y con mucho que ver, ¡nos entusiasmó! Había cantidad de cosas que hacer, aun así intentamos aprovechar el tiempo al máximo. En especial, conservo un cariñoso recuerdo al pasear por sus calles, la gente es muy amable y no me sentí para nada insegura. Nos hospedamos en el Casa Bocobo Hotel.
Continuamos con el viaje. Desde Manila la manera más directa de llegar a Ifugao es utilizando el autobús. El recorrido tiene una duración de diez horas, que no se hace nada pesado por la preciosidad del paisaje.
En Ifugao nos alojamos durante cuatro días en un precioso hotel, BanaueHomestay, con unas increibles vistas a los campos de arroz. Al día siguiente de nuestra llegada nos dirigimos a Banaue, el mejor punto para observar las terrazas de arroz, construidas hace 2000 años y desde entonces explotadas. Solo cuando llegas a Banaue te das cuenta de la inmensidad de la obra y es cuando te quedas sin aliento al observar el paisaje. Desde el año 1995 forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. De vuelta volvimos a Manila y desde allí cogimos un vuelo hasta Legazpi. Pasamos cuatro noches en el Hotel Casablanca Suites. Visitamos el Volcán Mayon a 2400 metros del nivel del mar, conocido en todo el mundo por su forma cónica, y también visitamos sus playas de arena blanca. Un país con encanto que todo el que pueda debería conocer.