Trabajo y placer en Estambul

Mi empresa encargó a mi departamento un proyecto que requería varios viajes al extranjero para reuniones, establecer contacto directo con clientes, etc. El caso es que para mí fue una gran oportunidad para conocer ciudades en las que nunca había estado y, aunque los viajes fueron por trabajo, conseguimos organizarnos para ir alargándolos un poco entre fines de semana y algún festivo y así aprovechar para hacer un poco de turismo. Por suerte tenemos una muy buena relación entre los 4 compañeros del departamento así que nos hacía mucha ilusión pasar estos días juntos. Lo hablamos con nuestro jefe y no hubo problema, así que lo pusimos en manos de la agencia de viajes IEST, que es la que se encarga de los viajes en nuestra empresa, para poder hacer buena combinación entre trabajo y placer. Como decía, han sido varios viajes los que hemos hecho este año por este motivo pero si tuviera que quedarme con uno sería el de Estambul.


Seguramente muchos de los que leáis este blog ya conoceréis esta ciudad y no os vaya a sorprender mucho de lo que yo pueda contar, pero la he escogido porque realmente me sorprendió, fascinó y enamoró a partes iguales.

Esa mezcla de cultura entre Europa y Asia, entre Occidente y Oriente, me pareció una maravilla. El Estrecho del Bósforo, un lugar sin comparación a ningún otro… Una ciudad llena de vida, con gente de todo tipo en la calle, cosmopolita, llena de contrastes…

Tras terminar los días de reuniones teníamos pocos días para hacer turismo, así que optamos por no perdernos los clásicos que todo aquél que vaya a Estambul no puede dejar de visitar. Así que en nuestra agenda de viaje no podían faltar las rutas típicas, como recorrer el Bósforo en barco, perdernos durante horas por el Gran Bazar, visitar la Mezquita Azul y recorrer el Palacio de Topkapi.

Además de todo esto hicimos otra excursión al Hipódromo Romano. Sinceramente, de este lugar no tenía tantas referencias como del resto pero merece mucho la pena conocerlo y dedicarle una jornada. Era un centro social de la antigua Constantinopla y que ahora conserva importantes monumentos. También visitamos la Basílica de Santa Sofía y la Cisterna de Yerebatan. Una apasionante inmersión en la historia que pudimos hacer acompañados de un guía que nos iba dando las explicaciones en español.

Además de todo esto tuvimos la suerte de poder salir a cenar un par de noches con algunos de nuestros clientes locales después de la jornada de trabajo. Fue una forma diferente de conocer la ciudad porque nos llevaron a locales fuera de lo que se considera más turístico para así conocer un poco más de la verdadera cultura y gastronomía local. Nos sorprendió descubrir la cantidad de restaurantes con encanto que hay en la ciudad y lo variada que es su oferta gastronómica. Otra gran experiencia que nos hizo volver con el mejor sabor de boca de Estambul.

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