Crucero por el Norte de Europa en familia

Para celebrar nuestras Bodas de Plata el año pasado, mi marido, mis dos hijos y yo hicimos un viaje maravilloso. Por eso me he animado a compartirlo con quien quiera leer estas líneas. Fueron unos días muy especiales en familia visitando ciudades fantásticas. Conocía ya algunas de ellas porque me encanta viajar y siempre que podemos hacemos alguna escapadita en puentes y vacaciones. Pero esta vez fue diferente porque decidimos contratar un crucero. Era la primera vez que viajábamos de esta manera. A mi marido le hacía mucha ilusión y vimos que era una opción muy cómoda para ir haciendo diferentes paradas y disfrutar al mismo tiempo de unas instalaciones fantásticas donde aprovechar para pasar también ratitos más tranquilos en familia. Y lo recomiendo cien por cien. Lo contratamos a través de la agencia de viajes de IEST y quedamos muy satisfechos por su profesionalidad y amabilidad para atender todas nuestras demandas sobre el viaje. Queríamos que todo saliera perfecto y así fue.


Salimos desde Tenerife y empezamos abriendo boca el viaje con una gran ciudad: Copenhage. Allí es muy típico hacer turismo en bicicleta y finalmente nos animamos todos. Me fascinó el muelle de Nyhavn, repleto de edificios singulares y cafés a la orilla del canal. Una estampa de película. Es una ciudad con un millón de posibilidades para hacer turismo donde los visitantes son recibidos con los brazos abiertos.

La siguiente parada fue Oslo. Una ciudad magestuosa con una gran historia, que se refleja en sus edificios y monumentos. La Fortaleza Akershus se encuentra en el centro de la ciudad y además tiene grandes vistas al puerto. También visitamos el Parque de las Esculturas de Vigeland. Un parque muy curioso e inmenso en el que se puede pasar una tarde muy agradable.

Como no podía ser de otra manera, el crucero hizo parada en Berlín. Ya habíamos estado anteriormente allí toda la familia pero nos encantó volver. Berlín es siempre una buena opción para hacer turismo y respirar el ambiente cosmopolita. Lo pasamos en grande paseando por la ciudad sin la presión de que nos quedarían cosas por ver.

No quiero dejar de nombrar la grata sorpresa que supuso para mí y para mi familia Tallín, la capital de Estonia. Sinceramente, no sabía mucho sobre esta ciudad con un encanto único. Su casco antigüo es una ciudad medieval amurallada repleta de edificios, iglesias, callejuelas singulares, etc. Una ciudad de cuento rodeada de naturaleza, con grandes bosques verdes y lagos de enorme belleza. Un país al que me encantaría volver y dedicar algunos días más.

Visitamos San Petersburgo. Yo ya lo conocía pero disfruté mucho haciendo de guía para mi familia.

Y la última parada, antes de terminar nuestro viaje, fue Helsinki. Destaca por su cultura y su arquitectura, aunque también tiene muchos atractivos naturales. Me gustó mucho, aunque si tuviera que elegir mis favoritos de este viaje, me quedaría sin duda con Copenhague y con Tallín. Y por supuesto con el maravilloso recuerdo de haber pasado unos días fantásticos rodeados de mi familia.

Pero antes de terminar, también me gustaría comentar brevemente lo que ha supuesto disfrutar de todo esto a través de un crucero. Fue una experiencia diferente, especial y mágica. El RegalPrincess, donde nos alojamos, ofrecía todo tipo de servicios para hacer nuestra estancia de lo más agradable en unas instalaciones fabulosas. Por nombrar sólo uno de sus atractivos, me encantó personalmente los espectáculos de agua y luz que organizan en la gran piscina del barco.