Rumbo a Costa Rica para celebrar el fin de carrera
UNA GRAN AVENTURA. Es la mejor forma de describir nuestro viaje a Costa Rica. Fue el destino que elegimos para celebrar el fin de la carrera universitaria. Éramos un grupo de 18 compañeros. Al ser tantos, nos costó un poquito ponernos de acuerdo con respecto al destino, sobre todo porque algunos ya habían estado anteriormente en el país, pero al final entre el resto les convencimos para repetir juntos la experiencia y la verdad es que no se arrepintieron de volver a esta “maravilla de la naturaleza”, como la llama uno de mis amigos.
Algunos compañeros propusieron que organizáramos el viaje con IEST. Ya conocían esta agencia porque sus padres habían contratado a través de ella viajes familiares. A los demás nos pareció bien ponerlo en manos de ellos porque al estar en época de exámenes no teníamos tiempo libre para organizarlo por nuestra cuenta ni para ir de agencia en agencia mirando opciones.
Así que una tarde después de uno de los exámenes finales nos fuimos a conocerlos. Pasamos un rato súper agradable charlando con uno de sus agentes de viaje, que nos ayudó a diseñar nuestra ruta, y lo pasamos en grande imaginándonos en ese maravilloso entorno. Salimos de allí encantados y con las pilas recargadas para volver a la realidad: libros, apuntes, bibliotecas, notas, etc. Pero ¡mereció la pena el esfuerzo! Un mes después, y con la satisfacción por haber terminado por fin la licenciatura, poníamos rumbo a San José con toda la ilusión del mundo.
Después de aterrizar en la capital, pusimos rumbo a Tortuguero. Todo precioso. Y sin duda lo más divertido llegó por la noche. IEST nos había organizado una excursión nocturna para ver el desove de las tortugas. Todo un espectáculo de la naturaleza que nos dejó con la boca abierta. Después fuimos a dormir en uno de sus típicos alojamientos, los Lodge, que tienen un encanto súper especial.
La visita a la zona del Volcán Arenal merece muchísimo la pena. Nos repartimos en cuatro coches de alquiler 4x4 y nos fuimos moviendo durante varios días en plan caravana, haciendo diferentes paradas para disfrutar del paisaje. A pesar de ser un viaje organizado, nos encantó la idea de poder ir a nuestro ritmo, por nuestra cuenta, sin formar parte de un grupo con más gente.
En la excursión a Puentes Colgantes son sentimos como si estuviéramos en una película. La exhuberancia de la naturaleza rodea a sus imponentes puentes y, atravesándolos- nos sentimos un poco como Indiana Jones en una de sus grandes aventuras, jejeje.