Viaje de novios a Bután
La luna de miel se empieza a disfrutar desde el momento en que comienzas a soñar con los mil y un destinos que te gustaría visitar en un viaje tan especial. Mi marido y yo, tanto por trabajo como porque es nuestra pasión, hemos tenido la oportunidad de visitar muchos lugares, así que para esta ocasión queríamos elegir un destino diferente, en el que ninguno de los dos hubiera estado antes y que huyera, en cierta forma, de los típicos destinos vacacionales. Recorrimos varias agencias especializadas en viajes exclusivos y finalmente nos quedamos con una de las opciones que nos ofrecía IEST VIAJES: ¡Bután!
Tengo que reconocer que aunque sabíamos que era un pequeño situado al sur de Asia, no conocíamos mucho más acerca de este destino. Palabras como remoto, misterioso, virgen, cautivador, son las que utilizó la persona de la agencia que nos atendió para describir Bután. A partir de aquí no picó el gusanillo por saber algo más. Recuerdo que nos dijeron que era un país aislado en lo alto de las montañas del Himalaya, nos hablaron de su cultura milenaria, de sus pueblos, de sus monasterios budistas, de sus bazares y de que en todos sus rincones está presente un legado cultural y social milenario.
Todo lo que nos contaron nos cautivó y desde ese día nos decidimos. Así fue como empezamos a soñar con nuestro viaje de novios en Bután.
IOtro día visitamos Thimphu, la capital, con todos sus monumentos y atractivos. Lo que más me gustó fue el mercado centenario del agricultor y perdernos por la noche por las calles de la ciudad para conocer de cerca la esencia y cultura del país.