Australia y Polinesia: una elección perfecta para nuestra luna de miel

Desde que comenzamos un año antes los preparativos de nuestra boda, no sé por qué teníamos claro que queríamos ir de viaje de novios a Australia. Nos hacía mucha ilusión porque, entre otras cosas, era un destino que ninguno de los dos conocíamos. Pero después de un par de reuniones con IEST Viajes para organizar todo, nos ofrecieron la posibilidad de combinarlo con otro destino, para terminar el viaje más relajados y en un plan más tranquilo al estilo playa paradisíaca. Después de ver varias fotografías de lo que nos proponían no pudimos resistirnos y finalmente accedimos a acabar este gran viaje nada menos que pasando unos días en la Polinesia Francesa.


Ya de por sí Australia es un país apasionante. Tiene una oferta impresionante de playas interminables y paisajes vírgenes por descubrir, donde se mezclan desde bosques tropicales, hasta desiertos. Gran parte de nuestro viaje lo dedicamos a recorrer los rincones más recomendables dentro de las opciones de naturaleza. He de decir que son paisajes únicos difíciles de encontrar en otras partes del mundo. Y lo dice una persona que, por suerte, ha viajado mucho.

Pero otra de las cosas que a mí particularmente me enamoraron de Australia es el gran contraste que hay entre ese país de grandes paisajes y el de las grandes ciudades. Porque Australia también destaca por sus grandes urbes, cosmopolitas y llenas de encanto. Como no podía ser de otra manera, recorrimos los clásicos: Sidney y Melbourne. Y ninguna de las dos tiene desperdicio.

Me gustaría mencionar lo acertadas que me parecieron las elecciones en cuanto a hoteles. Desde el Four Seasons de Sydney podíamos ver Las Rocas de Sidney y la emblemática Ópera. También quedamos encantados con todos los demás alojamientos en los que estuvimos, algo que, personalmente, y más tratándose de nuestra luna de miel, me parece un aspecto a valorar mucho en un viaje de este tipo.

Y después de Australia, rumbo al paraíso!
En medio del Océano Pacífico se encuentra este paraíso, porque es difícil encontrar otra palabra que defina mejor lo que es la Polinesia Francesa. Allí encuentras la típica estampa de película, con aguas turquesas cristalinas, playas de arena blanca finísima, frondosa vegetación, ricos fondos marinos… Concretamente, estuvimos en la isla de Moorea, cien por cien recomendable. Aprovechamos estos últimos días de viaje para relajarnos al sol, darnos baños interminables, pasear, conocer la isla y, cómo no, disfrutar de la gastronomía que ofrece.

En esta ocasión nos alojamos en el Sofitel Moorea la Ora Beach Resort. Un hotel con todo tipo de lujos ubicado en una preciosa playa y con vistas impresionantes a una laguna cristalina y a la isla de Tahití, una de las más populares de la zona. Disfrutamos de un bungalow privado, algo que me hacía sentir muchas veces como si estuviera sóla con mi pareja en una isla de ensueño. Mucho romanticismo para poner el broche final a una luna de miel inolvidable.